Dios mío, ¿cómo es posible ese suceso?, como dicen por ahí en Tik Tok. Oye, la productora y folklorista, Elena Llorach no se quedó callada ante unas fotos que rondan las redes sociales en las que una chica luce una pollera y encima su toga de graduación. ¿Cómo es la cosa?
"Si bien no soy, ni pretendo ser “la juez de paz”, la “Ana María Polo” o la corregidora” del folklore, agradezco a todos y cada uno de los seguidores que me han enviado esta imagen expresando su preocupación y solicitando mi reflexión al respecto. Lejos del debate irrespetuoso, la crítica destructiva y/o el “linchamiento virtual” que tanto lastima y en nada contribuye a la sociedad; en nuestra cuenta buscamos hacer docencia y aportar nuestro granito de arena para la promoción, conocimiento, valorización y apego a nuestro rico y variado folklore dentro del marco del respeto. De ahí que procedimos inmediatamente a proteger la identidad de la modelo, el centro educativo; así como el trabajo artesanal de la indumentaria", destacó, pues la foto ella la subió a su Instagram difuminada.
"Dicho esto, es importante señalar que en nuestro país gozamos de total libertad para expresar el amor y orgullo que sentimos por aquellos símbolos que, sin necesidad de ser declarados “patrios” mediante una ley, los consideramos como tal (como es el caso de la pollera). Pero esta libertad debe ir acorde a la naturaleza del símbolo sin atentar su esencia, manejo y proyección. Un concepto como este, cuyo fin no dudo es proyectar el amor de la joven graduanda por nuestro traje típico por excelencia; por el solo hecho de despertar polémica o cierto rechazo en las redes sociales, claramente refleja que no es la vía correcta", destacó Elena.
Y es que la pollera cuenta con patrones, accesorios y características establecidas que permiten llamarla así, “pollera”; producto de admirables artesanas que en cada puntada desgastan su vista, logrando hinchar nuestro corazón de orgullo al ver el resultado final convertido en uno de los vestidos folklóricos más hermosos y admirados del mundo. "Queda en nosotros reconocer si una propuesta mercadeada como “brillante o innovadora” cumple con el real objetivo de identificarnos o promover lo que tanto amamos o, por el contrario, atenta contra su esencia", comentó.
Destacó que: "No nos quedemos solo con el aire romántico que ofrece la poesía. También, a través de nuestras acciones, hagamos eco de aquella icónica inspiración de Ana Isabel Illueca: “Ninguna panameña cambiaría POR NADA su pollera…”", finalizó.